La tasa de inflación de febrero fue 4,7%, informó el Indec. Fue bastante superior a las expectativas, que ya eran altas.
La tasa de inflación general de febrero fue 4,7%, informó hoy el Indec. Una suba de 0,8 puntos contra el registro de enero. Fue bastante superior a las expectativas de la previa, que ya eran altas. Así, la inflación del primer bimestre fue 8,8% y 52,3% en los últimos 12 meses.
Los alimentos y las bebidas sin alcohol subieron 7,5%, y explicaron dos puntos de la suba del nivel general. Transporte (4,9%), impulsada principalmente por la suba de los combustibles, fue la segunda división de mayor incremento, seguida de equipamiento y mantenimiento del hogar (4,4%).
A nivel de las categorías, los estacionales tuvieron el mayor incremento mensual (8,4%), empujados por la suba en frutas y, principalmente, verduras, tubérculos y legumbres.
El IPC núcleo registró una aceleración hasta 4,5% en el mes mientras que la suba de la categoría regulados fue de 3,1%, dentro de la que se destacó el aumento de los combustibles (que volvieron a aumentar esta semana, tras el ajuste de febrero).
Desde el Ministerio de Economía buscaron instalar la idea de que la aceleración de la inflación en los alimentos se dio “en el marco del incremento de los precios a nivel global por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania”. Pero ese argumento no parece acertado: la guerra recién comenzó a fines de febrero y el IPC es un promedio del mes.
Dentro del rubro de alimentos, el impacto de frutas (+10,4%) y verduras (32,3%) fue decisivo, pero también hubo incrementos potentes en carnes y derivados (5,7%); leche, productos lácteos y huevos (6,5%) y pan y cereales (5,8%). De hecho, si se excluyen las bebidas del rubro, la suba de los alimentos es de 9,1% en febrero. Todos los datos son de GBA, la región más inflacionaria en ese rubro.
Los precios de las verduras, tubérculos y legumbres suben 73% en apenas dos meses. Siguen las frutas, con 19,9%.
¿Cómo sigue la película?
“Para marzo, la inflación podría volver a subir otro escalón”, dijeron desde Ecolatina.
“Este mes es usualmente es estacionalmente alto como consecuencia de los incrementos que se dan en el capítulo de educación y en indumentaria, a la par que impactarían nuevas subas de combustibles y los primeros aumentos de tarifas de servicios públicos. A esto se puede sumar el potencial impacto derivado del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que trajo alzas en precios internacionales de commodities, que seguirán presionando sobre los alimentos (como carnes y harinas). De esta forma, la inflación del primer trimestre tendría un piso de 14% (+1 punto que el acumulado en los primeros tres meses de 2021)”, dijeron desde Ecolatina.
“La desaceleración será lenta a lo largo del primer semestre del año: el contexto internacional no lo permitirá -no sólo a través del precio de los alimentos sino también por la suba del costo de la energía-, a la vez que se espera nuevas correcciones en precios regulados. Adicionalmente, en el segundo trimestre llegarán las paritarias, que impondrán aumentos salariales de magnitud ante la aceleración inflacionaria suscitada en los primeros tres meses del año”, agregaron.
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Esta dinámica, agregaron, supone otros desafíos para el Gobierno. En este contexto, por ejemplo, ¿continuará el objetivo de sostener el tipo de cambio real? “Esta respuesta no es obvia ya que para hacerlo deberá aclarar el ritmo de depreciación del tipo de cambio, poniéndole también un límite a la baja de la inflación en el corto plazo, golpeando todavía más los ingresos reales. Por otro lado, vuelve más costoso el intento de alcanzar una tasa real positiva: tanto la inflación pasada como las expectativas volverán a dejar atrás la tasa de referencia”, dijeron. Sin embargo, debe recordarse que hay un nuevo auditor externo para Argentina y que, entre los varios pedidos realizados para mantener el oxígeno (dólares) fluyendo, son mantener el tipo de cambio real (es decir, que no se atrase el dólar) y que la tasa de interés sea positiva en términos reales.
Según la consultora, la inflación treparía a 55% en 2022, “acelerándose respecto al año anterior y alcanzando el máximo de los últimos 30 años”.
- “Para marzo, esperamos una aceleración todavía superior”, coincidieron desde LCG. El Relevamiento LCG conserva registros altos y un porcentaje elevado de productos con aumentos (18% en la segunda semana del mes). La aceleración de panificados en la última semana (4,8% semanal) es un reflejo del conflicto en Ucrania que difícilmente termine con esa suba.
“Sobre eso se agregan los aumentos autorizados en electricidad y gas (20% cada uno), que sumarán 0,6 punto, la incidencia que tenga el gasto vinculado a educación (colegios privados y útiles). Además, el aumento de combustibles de 9,5% promedio a partir de la segunda mitad de marzo, tendrá una incidencia de 0,2 punto en el IPC de este mes (y 0,3 punto en abril por arrastre del aumento)”, dijeron en LCG y proyectaron un registro cercano a 5% en marzo.
En relación al resto del año, el programa cerrado con el FMI augura una mayor escalada de los precios. “Recomposición de tarifas y meta de reservas que impone como mínimo un crawling del tipo de cambio más acelerado, sumarán presión sobre la demanda doméstica. A su vez, habrá inflación importada del resto del mundo tanto por el efecto posterior a la emisión por la pandemia como por el impacto de la guerra sobre la producción de alimentos y combustibles. Considerando estos factores, nuestra proyección del 60% de inflación anual para 2022 luce como un piso”, agregaron.
- “Este nivel de inflación parece más un piso que un techo para el mes de marzo debido a la estacionalidad, aumentos tarifarios y contexto internacional. Para los meses siguientes será clave por un lado lo que ocurra dentro de la política monetaria y fiscal, sobre todo teniendo en cuenta los objetivos planteados por el fondo monetario internacional. Además, puede haber algún componente extra que impacte en la inflación por medio de la situación internacional. Es probablemente muy temprano para sacar conclusiones al respecto, pero las expectativas en torno a esta variable parecen tornarse aún más desfavorables”, dijeron desde ACM.
“Esperamos una suba de 4,75% en marzo y el BCRA subiría tasas”, titular desde Facimez Valores. “La elevada emisión del segundo semestre de 2021 y la mayor tasa de devaluación se están reflejando en una aceleración de la inflación núcleo, como esperábamos. No obstante, los estacionales volvieron a sorprender y por eso elevamos nuestra proyección de inflación para 2021 a 58% (+1 punto)”, dijeron.
“Para marzo seguimos esperando una inflación de 4,75% mensual, ante datos de alta frecuencia que muestran que la inflación sigue muy elevada y un impacto estimado en 1,2 puntos por los aumentos en educación, tarifas, naftas y salud. En este marco, esperamos que en su reunión de esta semana el BCRA suba su tasa de política monetaria en 150 puntos básicos”, agregaron.https://charts.alphacast.io/p/chia/el-economista/precios-mom-el-economista?tab=chart&stackMode=absolute&year=latest
- Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso, expresó que “el Presidente dijo que el viernes empieza la guerra contra la inflación y, si va a cumplir con su palabra, entonces el jueves deberá declararle la guerra al déficit fiscal”. El año pasado, recordó, la asistencia del BCRA al Tesoro para financiar el déficit llegó a 3,7% del PIB, “lo que es igual a $2 billones de pesos (¡el número tiene 12 ceros!)”.
“El Gobierno sigue apostando al control y la prohibición de exportaciones para contener los precios de los alimentos, muy lejos de la verdadera batalla contra la inflación”, dijo Marí. Además, señaló que “estas medidas, que ya se implementaron en el pasado, siempre contribuyeron a destruir exportaciones, perder mercados y hacer caer los niveles de empleo registrado”.
“Es de esperar que, dados que los desequilibrios macroeconómicos persisten y los precios regulados empiezan a ajustarse, la inflación de este año sea mayor al 50,9% del 2021”, agregó Diego Piccardo, economista de la Fundación Libertad y Progreso.
EL DATO
123%
Desde la asunción de Alberto Fernández en diciembre de 2019, Argentina acumula una inflación general de 123%. “Ninguna administración desde 1991 había registrado un alza tan pronunciada de precios en sus primeros 26 meses”, dijeron desde la Fundación Libertad y Progreso.
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Víctor Beker: “El Presidente vuelve a errar en el diagnóstico”
El Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano insistió en que las apreciaciones del presidente Alberto Fernández acerca de que “el viernes empieza la guerra contra la inflación” y de que se propone “terminar con los especuladores” parten de un diagnóstico equivocado.
“El Presidente adhiere a la explicación monocausal preferida por algunos sectores del oficialismo: la inflación sólo la generan los formadores de precios monopólicos. Incurre aquí en un error conceptual, confundiendo precios altos con alza de precios”, explicó Víctor Beker, director del CENE. “La concentración de la oferta puede explicar precios elevados, pero no precios en alza continua”, subraya el economista.
“Tampoco se entiende, si la causa fuera la concentración económica, por qué en 2004 la inflación fue de apenas un 4,4%. ¿Aumentó la concentración en los años posteriores? ¿O por qué países como Brasil, Uruguay o Chile, con niveles de concentración iguales o mayores que el de Argentina, tienen tasas de inflación notoriamente inferiores?”, continúa.
“Identificar la enfermedad es un primer paso. El segundo es tener un buen diagnóstico. Y el tercero, elegir la medicación correcta para combatirla. La inflación no tiene una sola causa y peor aún es atribuirla a una falsa causa”, amonesta Beker. “Se trata de un fenómeno multicausal y, por ello, el éxito de cualquier estrategia antiinflacionaria que se encare requiere de un enfoque integral capaz de atacar al conjunto de los factores inflacionarios. La clave reside en atacar este flagelo con un conjunto coordinado de medidas monetarias, fiscales y cambiarias, y contar con la voluntad política de llevarlo a cabo”, completó el director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano.